En el análisis de la mecánica corporal, se estudia el equilibrio y el movimiento anatómico de los cuerpos, representando el funcionamiento correcto y el buen hábito del aparato musculo-esquelético, lo cual contribuye al bienestar del individuo, por el contrario el sedentarismo y malos hábitos posturales generan discapacidades, dolencias e incluso limitaciones funcionales en las actividades cotidianas.
En el cuerpo humano el alto índice de trastornos posturales se producen a consecuencia de actividades muy repetitivas los cuales generalmente se inician con procesos dolorosos que afectan la mecánica corporal hasta instaurarse como un proceso patológico, debido a la degeneración que se produce con el pasar del tiempo. En la actualidad el dolor lumbar representa uno de los principales motivos de consulta no solo en mujeres embarazadas, si no en cualquier individuo, hasta el punto de considerarse una alteración que todos algún día padeceremos.
El uso del cuerpo afecta directamente todos los niveles de funcionamiento tanto físico, como mental y emocional, según estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud en el año 2012 determinaron que entre el 70 a 80% de las personas que tienden a sufrir dolor lumbar son las mujeres, especialmente las embarazadas. Ya que existen reportes que hacen mención de las condiciones generales en que se desarrollan los embarazos, donde se demuestra que el dolor lumbar es producido por los cambios posturales que ocurren en esta etapa, ya que en la medida que el bebé y el útero crecen comienzan a ascender desde la pelvis hacia el abdomen, a su vez el peso del feto generará mayor basculación anterior de la pelvis, induciendo a una mayor elongación de los músculos abdominales, transmitiéndole más tensión en los paravertebrales, sumado a los cambios hormonales, más la alteración de la estructura postural, traerá como consecuencia alteración de la deambulación, aumento de la base de sustentación concluyendo con una marcha de pato.
Es por ello que, poseer el mejor estado físico ayudará a la embarazada a conservar la salud durante esta etapa, aumentando así las posibilidades de llegar a un parto natural y activo, de no producirse el correcto reajuste postural, en esta etapa, en el post-parto la debilidad abdominal y de la musculatura vesical, más la ganancia excesiva de peso, la preeclampsia, diabetes gestacional, dolor lumbar e incontinencia urinaria serán algunos de los riesgos que tiene llevar una vida poco saludable durante el embarazo, los cuales producirán una serie de trastornos que sumados al dolor crearán limitaciones para las nuevas actividades que deberá desempeñar.
En tal sentido se conoce que, desde épocas muy remotas en las sociedades primitivas la preparación psíquico física de las mujeres se basaba en vivir en armonía con el entorno, utilizando su cuerpo como un método de relajación y reposo, sin embargo cada vez más las dolencias y secuelas en el post parto eran mayores, es por esto que, en la actualidad un estudio realizado por expertos de la Universidad Camilo José Cela de Madrid (UCJC), publicado en el Journal of American Medicine Association (JAMA), define que "El porcentaje de mujeres que cumplen las recomendaciones de ejercicio durante el embarazo es muy bajo", ya que "esto se debe en parte a la incertidumbre existente acerca de qué tipo de ejercicio se debía recomendar y cuál evitar", además de que profesional es quien las debe guiar, así como cuáles son las pautas de ejercicio físico durante el embarazo que han demostrado mayores beneficios fisiológicos, tanto maternos como fetales.
Sin embargo, el nuevo trabajo confirma que hay sólidas evidencias científicas para asegurar que el ejercicio moderado durante el embarazo es seguro y conveniente para el feto y la madre, siendo este guiado mediante un fisioterapeuta especializado en el área de ginecología y obstetricia, lo que abre nuevos campos de acción para dicho profesional
En este mismo orden de ideas, los programas de entrenamiento diseñados por fisioterapeutas proponen que es importante la combinación de trabajo aeróbico y de fuerza en cada sesión, que debe ser de 45 a 60 minutos, durante tres o cuatro días a la semana. La intensidad debe ser en todo caso moderada, aunque debe analizarse para cada mujer y controlarse durante toda la sesión. La actividad física puede iniciarse desde la semana 9 a 12 de gestación (después de la primera visita perinatal) hasta la semana 38-39 de embarazo, siendo este programa monitorizado bajo supervisión de un fisioterapeuta especializado en el área lo que rompe el mito del reposo durante la gestación.
Autor: Joriemar De Los Angeles Armas Gonzalez